Tiziana es fanática de Boca y paso de trabajadora sexual a futbolista profesional
Dejó el trabajo sexual para ser futbolista profesional: “ Yo no extraño nada de esa época, ahora sí soy feliz”
De chiquita no podía jugarlo y de grande, tras un accidente que sufrió su papá, Tiziana Lezcano tuvo que salir a la calle para ayudar en su casa. “Me sentía un objeto y tenía que estar con hombres con los que no quería
Tiziana Lezcano empezó a jugar al fútbol a los 8 años. Su familia la llevaba al club Deportivo Paraguayo, ubicado a pocas cuadras de su casa.
Creció en Rafael Castillo, localidad bonaerense de La Matanza, en un contexto de vulnerabilidad, aunque sobraba el amor. “Tanto mi mamá como mi papá siempre hicieron lo posible para que yo esté bien”
Tiziana, de 31 años, tuvo inquietudes sobre su orientación sexual y su identidad de género desde muy pequeña, cuando jugaba con los Power Rangers y elegía el personaje de color rosa: “Mi mamá no me dejaba ser ese, se enojaba. Y en el jardín también me costaba representar ese color”.
“Mi papá no me decía nada en ese momento, pero mi mamá sí, se enojaba mucho y me castigaba, no me dejaba que me suelte, digamos. En ese momento el castigo era no mirar la tele o dejar de comer ciertas cosas”, explica.
Se recuerda en aquellos años con una personalidad “muy masculina”, en donde intentaba esconderle a sus compañeritos lo que realmente le gustaba hacer. “En ese momento el fútbol femenino no existía. Las nenas no podían jugar porque directamente era ir contra las reglas”, indica.
Si bien su feminidad intentaba ganarle a la vehemencia del juego brusco con los varones, las primeras cargadas que recibió en primaria fueron por estudiar mucho y sacarse buenas notas.
“Mi paso por la adolescencia fue difícil, porque yo siempre supe lo que me gustaba. Siempre supe lo que quise ser y me costaba mucho, porque tenía que aparentar algo que no era. Tenía novia y hacía como que me gustaban mucho las chicas, porque si no hacía eso mis compañeros me miraban de otro modo”, cuenta Tiziana.
Su temor de aquel entonces era hablar con su madre sobre sus deseos: a Tiziana le gustaban los chicos, pero tenía miedo de que la echara de la casa. “A los 16 años tenía una novia de 23 que me iba a buscar al colegio. Todos decían ‘wow’ o que era hermosa, pero yo la usaba como pantalla. Internamente, era una amiga para mí”, relata.
Tras experimentar sexualmente con mujeres y confirmar su verdadera orientación sexual, decidió hablar con su papá: “Estábamos en su taller mecánico y le dije ‘papi, me gustan los chicos’. Tuve que salir del clóset. Él me abrazó y me dijo ‘si vos sos feliz, yo también soy feliz, y lo demás no importa’. Él se puso a llorar y yo también, porque fue muy emocionante”.
“Mi rutina acá es venir un poco antes para joder con las chicas. Nos cambiamos, pedimos la indumentaria, tomamos mates y después arrancamos en el gimnasio o en la cancha”, cuenta.
“Siempre me preguntan cómo es el tema del vestuario, porque yo no estoy operada. Pero sinceramente lo manejo muy bien, porque el vestuario no es como el masculino que corren en bolas. Acá las chicas se pueden llegar a bañar con calzas o top. Somos diferentes”, precisa.
“En la cancha me defino como una guerrera que no le gusta dar una pelota por perdida. Me gusta ir fuerte, me gusta atacar. Que el grupo tenga una intensidad. Me defino una piba que siempre va para adelante”, detalla.
Tiziana concluye: “Me emociona de mí el crecimiento que tuve y la vida que estoy teniendo. Respecto a mi pasado, creo que quedó todo atrás. No me importa el qué dirán. La gente es libre de opinar lo que quiera. Y no me da vergüenza decir todo lo que viví, porque hoy en día estoy viviendo algo cosas hermosas”.
Para este 2024 espero poder conocer la Bombonera y a Juan Román Riquelme.